No son tiempos fáciles, por lo que hay que agradecer a personas como Benjamín Belmar Moya, más conocido como ‘Benja’ (Bigastro, 1978), su predisposición a la hora de realizar esta entrevista. El pasado 16 de febrero le entregó a Nino un reconocimiento a su trayectoria. En cierta medida, fue también un homenaje para el central, que volvió a la que fue su casa convertido en una leyenda del fútbol alicantino, tras su paso por clubes como Novelda, Elche, Granada 74, Orihuela o Bigastro.
¿Le hacen muchas entrevistas desde que se retiró?
No me hacen tantas como antes, pero sí que se acuerdan de mí. Cuando hay alguna anécdota me llaman y me suelen recordar bastante, por lo que estoy muy agradecido.
Hace poco volvió a los focos al ser el elegido para realizar el homenaje a su amigo Nino. ¿Qué sensación experimentó al darle ese premio, con el Martínez Valero encantado de volver a ver juntas a dos leyendas de la historia reciente?
Sentí una sensación muy buena y estoy agradecido de que se acordaran de mí para darle a mi amigo un premio merecido. A Nino le quiero mucho y se merece todo lo que le está pasando.
Hace tres años dijo: “Sin los problemas entre Uribe y Moisés, quizá hubiésemos ascendido”. Hay rumores entre la afición que apuntan a que entre usted y Moisés hubo sus más y sus menos en el vestuario. ¿Qué hay de cierto?
Ese año estábamos haciendo una temporada muy buena y, a raíz de eso, el equipo ya no rendía como tenía que rendir. Había mal ambiente, pero yo nunca he tenido problemas con Moisés. Al contrario, me llevaba bien con él. Solo comenté eso, que cuando coincidieron en el Hércules (Uribe y Moisés) se entendieron en dos minutos y aquí se pelearon en mitad de la liga. Teníamos un equipazo para ascender y no se pudo.
Abandonó el equipo ilicitano para llegar a un proyecto ambicioso como lo era el del Granada 74. Sin embargo, tras jugar once partidos, pidió la carta de libertad. ¿A qué se debió la decisión?
Era un proyecto ambicioso, pero yo veía que la infraestructura del Granada 74 no era la adecuada, también estaba fuera de casa y no estaba cómodo. Ese año jugué y el entrenador contaba conmigo, aunque opté por irme al Orihuela. No fue la mejor decisión, pero allí hice muy buenos años y disfruté.
En Orihuela compartió durante tres temporadas el eje de la defensa con Carmelo, vecino de Cox. En una de esas campañas, el equipo estuvo a punto de ascender a Segunda División, pero el Albacete les apeó en playoffs. Para usted, fueron unos años espectaculares, en cuanto a minutos y rendimiento. Relacionándolo con el tema del Granada 74, ¿le influyó mucho la cercanía entre Bigastro y Orihuela?
Carmelo es un fenómeno y formamos tándem en la defensa. Nos pilló a los dos en una edad muy buena, éramos veteranos pero físicamente nos encontrábamos y entendíamos muy bien. Y sí, me influyó muchísimo la cercanía entre Orihuela y mi casa.
Es conocido como el ‘Expreso de Bigastro’. ¿Recuerda quién le puso este apelativo?
(Se ríe) Creo que me lo puso Paco Gómez, el de la Cadena Cope (ahora en Radio Marca Tele Elx) y ya me he quedado con eso para toda la vida. Cada vez que voy por ahí todo el mundo me llama con ese apelativo. Da gusto, porque te recuerdan como un ‘Expreso’ que derrochaba fuerza y ganas.
Usted y su hermano tuvieron trayectorias muy exitosas y parejas. ¿Quién de su familia les inculcó ese amor por el fútbol?
Aparte de que mi hermano y yo siempre hemos sido muy fuertes físicamente, nos ha apasionado siempre el fútbol, y eso nos lo inculcó mi padre, que nos dio unos valores que hemos seguido toda la vida. Le estoy muy agradecido y la espina que tengo es que no nos vio jugar en el fútbol profesional. Una pena muy grande que tanto que luchó por nosotros no pudo vernos. Si Dios existe, espero que mi padre se haya sentido orgulloso de sus hijos.
Tras su retirada como futbolista, ¿se plantea volver en otra función? Ya sea como entrenador, agente, directivo…
Me lo ha dicho mucha gente, pero los valores que tengo no son los mismos que por donde se mueve el fútbol. He decidido coger otro camino y no me arrepiento de ello. Cuando te retiras es ingrato, no es sano bajo mi forma de ver. Lo que sí me gusta es entrenar a los niños, donde el fútbol es más de verdad.
Para finalizar, ¿con qué momento se quedaría de su trayectoria deportiva?
He tenido momentos buenos y malos, pero me quedo con que la gente que ha trabajado conmigo dice que soy una persona honesta, honrada, trabajadora y profesional. Luego, cuando te ven, te saludan con una alegría increíble. Defendí la camiseta del club que estuve lo mejor que pude y lo di todo.