Este año hemos tenido un Misteri bastante atípico. Sin representaciones. Pero en la Basílica de Santa María han seguido resonando los motetes hasta el día 15 de agosto. Y ahora lo hace también con las Salves a la Virgen cuya imagen coronada permanece en el llit de la Mare de Deu, en el centro del cadafal. Aunque con ciertas modificaciones para garantizar la seguridad entre los asistentes, esta tradición no ha dejado de atraer a visitantes.

Desde el día 16 y hasta el próximo sábado 22 de agosto la Basílica de Santa María acoge las tradicionales Salves a la Virgen de la Asunción. Y aunque este año se mantienen, no se celebran como siempre. El recorrido que permitía acercarse hasta la cama y besar los pies de la Mare de Deu ha quedado imposibilitado por motivos sanitarios. Quienes se acercan a visitarla deben conformarse con observarla desde lejos. La cama, además, ha sido sustituida por una camilla inclinada.

Las Salves, que solían ser oficiadas todos los días por un único predicador invitado, están este año a cargo de varios párrocos de la ciudad, como el vicario episcopal José Antonio Valero, Eduardo Lorenzo de la Parroquia de El Buen Pastor, Damián Luis Abad de El Salvador, Don Vicente de la Parroquia de San Antón o José María Galant de la del Carmen. En cuanto a los gozos, siguen interpretándose como de costumbre a cargo del vicario José Moya y el organista Franciso Javier Gonzálvez. 

El sacerdote de Santa María, Ángel Bonavía, ha destacado la gran afluencia de público que sigue teniendo esta tradición a pesar de la pandemia. Y ha añadido que incluso han tenido que solicitar a visitantes durante el fin de semana que esperaran su turno para garantizar las medidas de seguridad. Un público, eso sí, que es mayoritariamente ilicitano.