Ayer por la tarde, vecinos de la calle Joaquín García Mora vivieron una auténtica pesadilla debido a la violencia que mostró un hombre con un cuchillo. Pasadas las ocho de la tarde, Policía Local y Nacional, que actuaron de manera conjunta tras recibir las llamadas de emergencia, decidieron cortar por completo la calle ya que el agresor se atrincheró en su domicilio y por el balcón lanzó a la calle todo tipo de objetos, maceteros y tenderetes, gritando e insultando a los peatones. Momentos antes de protagonizar este escándalo, el hombre entró a un establecimiento a por una barra de pan donde sacó el cuchillo y amenazó a una niña de seis años, que resultó ser la hija del propietario de la tienda. También, mostró el cuchillo a otra menor de doce años que iba con su madre por la calle.

Los bomberos, quienes también acudieron al lugar de lo hechos, facilitaron un ariete para poder abrir la puerta del domicilio. Fue el inspector supervisor de la Policía Local quien accedió primero al domicilio y acompañado del resto de agentes protegidos por los escudos consiguieron reducir al agresor en el balcón de la vivienda, bajo la mirada del resto de vecinos. 

Minutos antes, el hombre, de origen árabe amenazó con clavarse el cuchillo en el pecho y comenzó a autolesionarse los brazos. El policía local, en un acto de valentía, puso en riesgo su vida para detenerlo.  Finalmente el agresor, quien tiene antecedentes de tratamiento psiquiátrico, fue trasladado a comisaría. Ahora se enfrenta a varios delitos como el de atentado contra la autoridad, amenazas graves y daños.  

Agentes de la Policía Nacional han detenido a una mujer de 37 años de edad como presunta responsable de un delito de hurto, tras haber sustraído 20.100 euros en efectivo a su expareja.

La investigación se inició tras la denuncia de un hombre, quien notó que parte de los ahorros que tenía en su domicilio habían menguado considerablemente. La víctima tenía claros indicios de que habían sido sustraídos por una mujer con la que había tenido una relación sentimental. Y es que relató que había iniciado en el año 2017 una relación sentimental con una mujer a la que había conocido a través de redes sociales y quien se trasladó desde su país de origen a España con la intención de vivir juntos en el domicilio del varón y continuar con el idilio.

Sin embargo, la relación sentimental acabó en el año 2023, dejando de residir juntos y marchándose ella a vivir a un piso compartido, a pesar de lo cual la relación de amistad continuó entre ambos, de modo que se veían de vez en cuando. De hecho, la víctima manifestó que en alguna ocasión le había prestado ayuda económica cuando ella lo había necesitado, así como que tenía libre acceso al domicilio.

Así pues, aunque aparentemente todo era cordial, la mujer aprovechó esta relación de confianza y la libertad de entrada y salida del domicilio de su expareja para poder, poco a poco, sustraer dinero de los ahorros que tenía guardados en la vivienda.

De este modo, fue cogiendo dinero de los lugares donde los guardaba el perjudicado, hasta el punto de que éste se dio cuenta de la falta de dinero, sospechando que pudiera ser su expareja la autora de las sustracciones.

Pillada con las manos en la masa

Finalmente, la víctima decidió poner un señuelo. Ocultó una cantidad de dinero considerable en un lugar del domicilio y puso una cámara enfocada hacia ese lugar, a través de la cual pudo certificar sus sospechas, interponiendo una denuncia en la Policía Nacional aportando las pruebas de que disponía, resultando el montante total del dinero sustraído que echó en falta de 20.100 euros.

Por tal motivo, los agentes encargados del caso, tras analizar los hechos denunciados y las pruebas aportadas, localizaron y detuvieron a la expareja de la víctima como presunta responsable de un delito de hurto.

Agentes de la Policía Nacional han detenido a un varón, de 35 años de edad, como presunto autor de un delito de hurto. El detenido, junto con otra persona, utilizó el método conocido como “siembra” para sustraer a ola víctima 500 euros tras salir de una sucursal bancaria.

Los hechos fueron puestos en conocimiento tras una llamada a la sala CIMACC 091, en la que se comunicaba que varios ciudadanos estaban persiguiendo a un varón que al parecer había cometido un robo.

Una patrulla de seguridad ciudadana se personó rápidamente en la dirección indicada, observando cómo varios ciudadanos tenían retenido a un joven, resultando ser el presunto autor de los hechos.

Tras entrevistarse los agentes con la víctima, éste les manifestó que momentos antes, a la salida de una sucursal bancaria, se dirigió a su vehículo y una vez a bordo del mismo, una mujer le tocó la ventanilla para advertirle que había chinchetas detrás de su coche. Al bajarse a comprobarlo, observó a otro varón cómo abría la puerta del copiloto y le sustraía un sobre con 500 euros y diversas tarjetas. Al percatarse de lo sucedido fue tras el presunto autor que huyó a la carrera consiguiendo darle alcance gracias a la ayuda de los viandantes, testigos de lo ocurrido.

Una vez detenido, los agentes realizaron varias batidas por las calles adyacentes con el fin de localizar a la mujer que lo acompañaba, no siendo localizada por los alrededores.

El detenido ha sido puesto a disposición del juzgado de instrucción de guardia. La investigación continúa abierta con el fin de localizar a la mujer, cómplice del detenido que distrajo a la víctima para llevar a cabo el ilícito penal.

Así es el método de la “siembra”

El timo de la «siembra», suele ser cometido en grupo con un claro reparto de tareas. Uno de los autores realiza funciones de vigilancia a las víctimas en cajeros, sucursales bancarias, supermercados o centros comerciales y las marca para que el resto realice su seguimiento.

De esta manera el grupo criminal se asegura siempre que la persona que sufre el hurto porta dinero u objetos de gran valor. A continuación, en las inmediaciones de la entidad bancaria, o tras seguir a la víctima hasta un parking o gasolinera, otro de los autores deja caer varios billetes al lado de la víctima y le increpa diciéndole que son suyos y que se le han caído.

Cuando la víctima se agacha para recogerlos, la persona que le avisa o un tercero aprovecha para sustraerle tarjetas y objetos de valor que la víctima ha dejado descuidados ante la premura por recoger los billetes.