El Mig Any de Moros y Cristianos dio comienzo el pasado fin de semana en Elche con gran ambiente festivo, aunque también con polémica. La Policía Local, a través de la Concejalía de Festejos, comunicó que no autorizan los tradicionales pasacalles, alegando razones de seguridad vial. Esta medida ha generado malestar en las comparsas, que consideran la restricción un freno a la esencia de la celebración.

Los pasacalles o dianas, caracterizados por su espontaneidad y alegría, permiten a las comparsas trasladarse de un punto a otro de la ciudad acompañadas por bandas de música. Sin embargo, este año la Policía Local recomendó que estos desplazamientos se realicen por las aceras, respetando semáforos y pasos de peatones, o por calles peatonales. Como respuesta, los festeros ironizaron sobre la situación, bautizando esta peculiar solución como “pasaceras”.

Los festeros aseguran que los pasacalles forman parte de la identidad de la fiesta y que en ediciones anteriores no han supuesto problemas de tráfico significativos. “Es un momento clave de la fiesta, no es lo mismo desfilar por la acera que hacerlo con una banda de música en plena calle, como siempre se ha hecho”, señalan algunos festeros, que lamentan que la medida se haya anunciado con tan poca antelación.

Por su parte, las autoridades locales defienden que la restricción busca evitar situaciones de riesgo en las calles del centro, donde el tráfico sigue activo. Además, aseguran que la medida no afecta al resto de la programación oficial, como la Entraeta de este sábado por la tarde, que sí contará con su recorrido habitual.

A pesar de la controversia, el Mig Any siguió adelante con su programa de actos. El viernes se celebró en el Gran Teatro la representación del Bautismo de la Morería del Raval, mientras que el sábado fue el turno de actividades infantiles y la tradicional recogida de alimentos solidaria Kilos de Fiesta. Por la tarde, tuvo lugar la esperada Entraeta, un desfile que recorrió las principales calles del centro de Elche.

El domingo, el Mig Any llegó a su punto culminante con un almuerzo festero en la Plaza del Raval, la entrega de premios de los campeonatos y el Pasacalles tradicional, que, a diferencia de los improvisados, sí estuvo autorizado. La jornada se cerró con un castillo de fuegos artificiales.